CRONICAS DEL AVENTURERO Y EL GLADIADOR
Había una vez un aventurero de la raza humana que decidió alejarse mas de lo normal para explorar el continente de Aden, en sus viajes siempre lo acompañaba su mejor amigo un destacado gladiador que se havia cansado de ganar peleas mas allá de su pueblo y quería probarse con guerreros mas fuertes y mas dignos de su fuerza. Los dos salieron de Gludin esperando encontrar guerreros decentes con quienes pelear y también conquistar nuevos lugares, encaminándose hacia el norte fueron recorriendo lugares, en su mayoría podían encontrar campamentos orcos, mientras Boris solía buscar al mejor guerrero del campamento Bernanrd se dedicaba a escribir sus crónicas para que nada de lo que pasase en su viaje fuese perdido en el tiempo o en sus memorias. Sus encuentros terminaban algo frustrante para los dos ya que Boris seguía sin encontrar un adversario digno de su fuerza y Bernanrd no conseguía capturar nada impactante para relatar en sus crónicas. Los dos siguieron recorriendo su camino con dirección norte. Después de horas de caminata el gladiador y el aventurero se encuentran con un orco de apariencia bastante fuerte, se detienen y cruzan la mirada con el orco que al parecer estaba dirigiéndose hacia el campamento de orcos que ellos ya habían pasado. Boris le grita al orco, que al parecer no quería tener ni una sola palabra con ellos: “Orco pareces fuerte, ¿no quieres tener una lucha conmigo para probar tu fuerza?”, el orco mira a Boris y le dice: “Aunque no lo parezca estoy agotado al haber tenido una pelea con un elfo oscuro de nombre Sarumir, si realmente quieres enfrentarte con alguien realmente fuerte pedidle que batalle contigo, pero ten cuidado porque su determinación podría llevarte a la muerte”, automáticamente Boris le pregunta: “¿Dónde puedo encontrar al tal Sarumir?”, el orco con las pocas fuerzas que le quedan levanta el brazo y señala hacia el norte diciendo: “Sigue el camino hasta el bosque oscuro y encuentra la cabaña que esta en las profundidades del mismo”. Sin perder más tiempo los dos se dirigen hacia el bosque oscuro sin saber que clase de contratiempos podrían llegar a encontrar en el camino.
Al llegar al bosque oscuro deciden internarse en el mismo, encontrando para su mala suerte bestias salvajes cada vez más grandes y mortales cada vez que incursaban en aquel tenebroso lugar. Su viaje en busca de Sarumir el gran guerrero parecía no tener fin y un manto de oscuridad cubría sus huellas haciendo imposible el poder volver atrás. Pareciese que cuanto mas difícil se tornara la situación más determinados se volvían los dos en realizar su meta.
Después de largas horas de viaje y tantas paginas de las crónicas de Bernard lograron encontrar un templo de aspecto bastante místico, al principio desilusiono a los viajeros ya que estaban en busca de una cabaña, pero decidieron entrar y preguntar por el guerrero elfo oscuro de legendaria fuerza. Al irrumpir en el templo la bienvenida de los elfos oscuros que habitaban el lugar no fue grata, al grito de: “Humanos perpetrando nuestra tierra sagrada”, fueron acorralados por soldados y tomados para interrogación ya que su aparición en el templo era bastante sospechosa.
Fueron llevados a una celda en la cual al parecer torturaban a los penitentes y a los extraños que solían tratar de irrumpir en sus tierras malditas, mientras estaban presos empezaron a hablar entre ellos para idear un plan de escape. “Tenemos suerte al parecer sus prisioneros no suelen tener larga estadía en este lugar”, dijo Bernard, “¿Qué te hace pensar tal cosa?”, pregunta Boris, “Mira los cuerpos de los prisioneros que nos rodean, esta no es una celda ordinaria, es un fosa de cadáveres”, contesta Bernard con cara de resignación”, Boris mira directamente a los ojos de su compañero y dice: “No voy a permitir que nuestras aventuras terminen acá, y menos nuestras vidas”, de repente una voz ajena les grita: “Silencio que el gran Thiefell esta llegando a interrogarlos humanos”, al parecer estaban siendo custodiados, lo que realmente los desconcertaba. Luego de unos minutos de silencio y oraciones encomendando sus almas al cuidado de los dioses, el gladiador y el aventurero pueden ver que un elfo oscuro con apariencia de sacerdote se acerca a su celda y escuchan la voz del guardia diciendo: “El gran Thiefell los va a interrogar, limítense a responder o serán asesinados instantáneamente”, “dejadme a solas con los forasteros”, dice el sacerdote, en ese momento los dos pueden ver que un grupo de al menos ocho personas se alejan de la celda y se retiran del lugar, al parecer estaban tan bien ocultos que se confundían con la sombras del lugar, dejando a Boris con la idea fija de que no podrían escapar del lugar sin perder sus vidas en el proceso.
El sacerdote procede a examinar las pertenencias extraídas de los dos, y se queda admirado al encontrar el libro con las crónicas de Bernard, cruza la mirada con los prisioneros y pregunta “¿Qué los motivo a internarse en estas tierras?”, “La búsqueda de Sarumir el elfo oscuro guerrero y la realización de las crónicas de Bernard”, contesta Boris, de repente el sacerdote empieza a reírse de forma irónica preguntando: “¿Realmente crees que puedes derrotar a Sarumir?”, Boris mira a los ojos del sacerdote y responde: “Si tuviese la oportunidad de enfrentarlo sabría si pudiese sobrevivir”. En ese momento el sacerdote mira a los prisioneros sonriendo y dice: “Entonces es un trato si tu puedes derrotar a Sarumir dejaremos que tu y tu amigo se marchen, tu el guerrero serás llevado a las barracas para entrenar hasta el día de tu encuentro con Sarumir y tu el historiador te quedaras en el templo bajo nuestra tutela y terminaras tu historia para que todo Aden sepa que no hay guerrero mas fuerte que el aquel que es hijo de la diosa Shillen, lamentablemente lo único que volverá con seguridad es tu historia y no tu vida”. El aventurero y el gladiador no les queda otra salida que aceptar el trato del sacerdote y sus condiciones, así es como el gladiador es escoltado hacia las barracas y el aventurero es llevado a otra habitación mas cómoda en el templo así pudiese empezar con el fin de su historia.
Al ser llevado a su nueva habitación el aventurero tiene sus ultimas palabras con Thiefell: “¿Por qué procurarme tan cómoda habitación y no dejarme en la celda donde estaba?”, pregunta Bernard, “Porque debes estar en toda tu lucidez para poder detallar cada momento en el final de esa historia tuya, además siempre me cayeron bien las personas que van en busca de una vida digna de contar”, responde Thiefell. En ese momento entra en el cuarto una elfa oscura de figura exquisita y dice: “No te preocupes padre yo cuidare al humano”, Thiefell mira al aventurero y le dice: “Esta es mi hija Ariadna, no la subestimes su belleza solo es comparada con su maestría para asesinar”. El sacerdote se retira de la habitación y la elfa desenvaina su daga y procede a sentarse en una silla al costado de la puerta, Bernard procede a tratar de escribir los últimos acontecimientos mientras que Ariadna lo vigilaba de frente y comprobaba una y mil veces si su daga estaba lo suficientemente afilada. Luego de un tiempo Bernard levanta la cara de su manuscrito para tratar de hallar una pizca de inspiración para detallar de manera inteligente sus aventuras y centra la mirada en el rostro de Ariadna. “¿Por qué estas mirándome de esa forma?”, pregunta Ariadna, “Porque siempre pensé que el rostro de un elfo oscuro solo podía ser macabro e infundarte temor sin importar su sexo”, Ariadna mira con algo de resentimiento a Bernard y le pregunta: “¿Maquinas matarme?”, Bernard agacha su cabeza esperando un escarmiento y responde: “No entiendo que es lo que me estas preguntando”. Ariadna se levanta de su silla se dirige al escritorio donde yace Bernard y levanta su cara con su calida mano, lo mira a los ojos y le dice: “Si un humano tiene determinación en cualquier circunstancia en que este el resto puede llegar a llamarlo héroe, conquistador e incluso hasta rey, pero si un elfo oscuro llega a juntar la misma clase de determinación en las mismas circunstancias solo hay un calificativo……Asesino, ¿Por qué siempre piensan que no tenemos sentimiento alguno?”, Bernard centra sus ojos y le dice: “Si tienes sentimiento alguno que no sea ira demuéstramelo”. Sin darse cuenta llega a sus labios un apasionado beso por parte de Ariadna, el cual lo sonroja, pero no deja que se quede inmóvil, toma a la mujer entre sus brazos y entre besos la lleva hacia la cama.
“¿Fue ahí donde mi madre quedo embarazada de mi?, ¿Acaso mi padre, mi madre y Sarumir se conocían?”, pregunta Luci, “Déjame terminar la historia hijo y tus preguntas serán respondidas”, contesta Boris y sigue con su relato.
Después de un día agitado para el Gladiador tanto como para el aventurero, llega el amanecer anunciando un encuentro que decidiría si los dos sobrevivirían para contar dicha anécdota. Thiefell entra en la habitación donde Bernard era retenido y encuentra a Ariadna sentada vigilando de cerca al “intruso” mientras el mismo dormía en la cama que se le habia proporcionado, el sacerdote mira a su hija y le pregunta “¿Te ha causado alguna molestia hija mía?”, Ariadna mirando con ternura a Bernard que dormía como si una manada de jabalíes salvajes hubiese pasado por su cuerpo le responde a su padre “Ninguna padre mío, es impresionante que fácil se puede controlar a un humano”, Thiefell mira a su hija con una sonrisa en el rostro y le dice: “No te confíes de ellos hija mía y recuerda como lograron engañar a los elfos de la luz”. El sacerdote procede a levantar al aventurero para notificarle que su amigo y compañero de viaje estaba a punto de empezar su pelea con Sarumir y le dice: “Levántate humano que hoy será tu ultimo día en este lugar”.
Proximo capitulo:
CRONICAS DEL AVENTURERO Y EL GLADIADOR (SEGUNDA PARTE)